Trotamundos. Capitulo 6. Del otro lado del telón

Estaba empezando el nulo invierno australiano de 2026 cuando un telefono sonó en Brisbane. Leiva todavía estaba en negociaciones y pensando si quizá en una de esas, era hora de darle un poco más de relevancia al Peninsula Power y traer refuerzos, pensar un nuevo equipo y resurgir para ser mejores pero el teléfono llamó en la noche con la serie a medio terminar y todo se terminó cayendo.

Lo primero que hizo fue contarle a su novia, que lo viene acompañando desde la primera aventura y cuando le dijo el destino le dijo que estaba loco, que de ninguna manera, que no podía ser, que cómo iba a explicar eso. Keith Gumbs le dijo lisa y llanamente que estaba en pedo, sus padres rezaron por su seguridad pero al técnico le picaba la ansiedad y las ganas de que sí, que cuántas veces iba a estar esta oportunidad, que es ahora o nunca. Y emprendió un vuelo a Shanghái, un tren más y cruzó la frontera para entrar en Pyongyang

Pocas cosas en el mundo dan más miedo y curiosidad que estar en Pyongyang y más aún, no ser turista. Sabe que es una de las pocas personas del mundo occidental que tiene esta facultad y esta posibilidad de no solo recorrer una de las ciudades más curiosas del mundo, sino que también de trabajar y vivir en una realidad norcoreana, que aunque claramente no lo sea, ya es mas real que cualquier cosa que haya visto otro occidental en estas tierras. 

La muerte del líder y el régimen intentando abrir una pseudo-perestroika han marcado al 2025 y ya en este 2026 se han abierto tanto que permiten técnicos extranjeros y hasta casi flexibilizaron el turismo. Pero aún Pyongyang sigue siendo juche, sigue siendo esa ciudad fría que habla otros códigos que el resto del planeta y descifrarlos es un real desafío al intelecto y a los prejuicios. 


El Sobaeksu, equipo ferroviario de Pyongyang, venía de quedar tercero en la Liga y contrata a Leiva tras quedar maravillados con la salvación del Peninsula Power. Sin embargo, con él llega un estigma de ser el símbolo del cambio de era y de ser el extranjero que llega a corromper a la sociedad tras la apertura. Toda una mochila pesada que viene junto a la barrera idiomática en un equipo dónde nadie habla inglés, ni ningún idioma que él hable. En Sri Lanka, el pasado colonial de la isla por lo menos facilitaba eso. 


La plantilla es pura y exclusivamente norcoreana. El cupo de extranjeros es muy limitado con solo 1 por plantilla que hace que realmente quieras elegir el mejor, pero también ese hermetismo hace que aunque los equipos sean semiprofesionales, haya buena madera y que se quieran quedar en el país. 


La adaptación al fútbol físico de Asia Oriental costó muchísimo y el precio fue muy alto con solo dos puntos de los primeros 15 en juego. Por suerte, tras cambiar el 4-4-2 a un 4-3-3 han mejorado las cosas venciendo a un equipo de la tercera por la Copa y consiguiendo cuatro victorias consecutivas en la liga, incluída una victoria ante el 25 de Abril, uno de los mas importantes del país. Racha que siguió a pesar de la derrota con Kigwancha, venciendo a Jebi. 


Luego de tres victorias, empezó la mala racha y con cinco derrotas consecutivas la cosa no pintaba para nada bien. Y en el frío invierno norcoreano Leiva empezaba a sentir miedo. Su realidad era una fantasía. Vivía en un hotel, dónde no podía ver la televisión local, solo fútbol y las noticias internacionales. No conocia a nadie, tenía quien le preparara comidas de todo el mundo y nada de la calle le llegaba a él. Y todo lo que le gustaba de trotamundear que era ser un local más, claramente no estaba sucediendo. Y es por eso que la amenaza de la directiva era el momento ideal para irse, para dejar todo y empezar en otra parte. Pero el orgullo puede más, el orgullo es lo único valioso que tenemos y es lo que mueve el mundo. Y ese orgullo es el que le dice tocá de acá coreano, yo voy a hacer historia. 





La serie con los mongoles

En el medio de todo el quilombo, empezaba la Copa Confederación, la segunda copa en importancia en Asia. Y el Sobaeksu cayó en el playoff del Este ante un equipo mongol, el Ulanbataar. En la estepa mongola, en el frío de la mediterraneidad, se dio el 2-1 que permitió a los norcoreanos poner primera y decir presente en la serie pisando fuerte. 


La vuelta fue un constante miedo a que todo se vaya a la mierda. Un equipo que jugaba bien y que pisaba pero no convertía y otro que tenía la amenaza todo el tiempo en vilo. Y es más, los mongoles en el segundo tiempo se ponen 1-0 y con uno más mandaban a los norcoreanos a casa. Aguantar y sufrir y volver a Pyongyang una verdadera fortaleza. 




La remontada en Liga


Luego de la serie con el Ulanbataar, las cosas resurgieron y permitieron a Sobaesku mejorar y levantar como así salvar a Leiva de la deposición. 12 partidos en la última ronda de la liga con 9 victorias, 2 empates y una sola derrota para finalizar el torneo en un pobre sexto lugar. 



Fase de grupos de la Copa Confederación.

El grupo de la Copa Confederación, zona Este lo emparejó junto a dos equipos hongkongeses, de incierto presente que podían costar mucho pero por suerte, al final no terminó siendo así. 4 partidos, 4 victorias y con 12 puntos se accedió a la semifinal interzonal, una especie de cuartos de final. 



La nueva temporada en Liga

Por primera vez desde que es técnico, Leiva cumple un año en Pyongyang. Las cosas mejoraban, le permitían mirar televisión local, manejaba algunas palabras de coreano, había podido recorrer el país y conocer puntos turísticos (claramente con supervisión gubernamental). Y se había propuesto salir campeón pero para eso, primero tenía que vencer a una directiva re caliente por el sexto puesto que pedía sacar 10 puntos en los primeros 5 partidos



Semifinal interzonal: A aguantar en Malasia

El formato de la Copa Confederación es muy chiquitapiesco, y dificil de entender y de creer. Esta todo dividido en zonas geográficas que van teniendo diferentes fases y formatos. Son 5 en total: Sur, Este, ASEAN, Oeste y Central. El ganador del oeste pasa directamente a la final, mientras que entre los ganadores del Sur, Este, ASEAN y Sur se juega un interzonal en semis y final para definir el otro finalista general. El Sobaeksu debía enfrentar en las semifinales interzonales al Selangon de Malasia. 


En Pyongyang fue superior el equipo local contra una defensa granitica de los malayos, que hicieron que el 0-0 sea resultado puesto, sin poder cambiar el marcador, aún habiendo jugado mucho mejor. 


En Shah Alam, a 25 kilómetros de Kuala Lumpur, empezaban las cosas bien con un gol norcoreano que ponía todo en orden. Sin embargo, rápidamente los malayos empataron y las cosas se ponían uno a uno. Pero los goles en condición de visitante favorecían a los de Pyongyang que terminaron pasando siendo su fortaleza defensiva su mayor virtud. 

La final interzonal.

Ya en la final interzonal tocaba jugar con el campeón del sur: el Bengaluru de la India. La ida en Pyongyang era para remarcar la superioridad de local del equipo norcoreano terminando 2-0 con buen ritmo y siendo superiores. 


En la moderna y calurosa ciudad de Bangalore, las cosas fueron díficiles pero en el primer tiempo los hombres de Norcorea pudieron poner el 2-0 parcial que dejaba la serie 4-0 y con ventaja en los goles de visitante. Los indios se despertaron pero solo metieron 2 de los 5 goles que necesitaban meter. Pyongyang iba a recibir una final internacional. 


La gran final

Hace 8 años, en 2019, un equipo norcoreano también había llegado a la final. Fue el 25 de Abril, equipo del ejercito. Desde los inicios, las finales de la Copa Confederación se juegan con un regimen de uno y uno. Es decir, a un solo partido siendo local un año el equipo del este y al siguiente el del oeste. En aquel año pre-pandémico, el 25 de Abril debía ser local en Pyongyang contra el Ahed libanés. Sin embargo, por presiones internacionales y negativas locales terminó jugandose en Malasia. 

Ocho años más tarde, otro equipo norcoreano llegaba a la final pero esta vez marcaba el final del régimen. Un técnico argentino, con un equipo de locales más un lateral nicaragüense recibía en la mítica y mística Pyongyang al Paxtakor uzbeko.


4-2-3-1 y con todas sus armas en fila. El nueve, (no me pidan nombres por favor), venía de vacunar seguido a los indios y por la liga. El nicaragüense lo habiamos sufrido cuando jugabamos en Estelí siendo el titular del Chinandega. Buen pie, y a generar fútbol. Lo que sirvió mucho en el primer tiempo dónde casi no asomaron los uzbekos y los norcoreanos estaban cada vez más firmes. 

Sin embargo, recién a los 91 minutos, cuando todo marcaba prórroga, un pase lateral, al centro del campo, hizo que el delantero interior por la derecha diga y si le pego fuerte y meta el 1-0 definitivo y eterno para ser campeones de la Confederación asiática. 




El final

La noche cae y la celebración en algunas calles de Pyongyang se extiende hasta lo máximo que se permite. No solo es algo del equipo, sino que es todo un acto revolucionario, nacional y de interes geopolitico y de cambiar los aires. Por fin, por fin ganamos, por fin somos nosotros los vencedores y ellos los vencidos. Y con los nuestros como bandera. Sin embargo, sabía Leiva que esa noche era la última, que era momento de seguir y que con la gloria uno se va campante y que hay futuro pero en otra ciudad, más cálida y más bienvenida. 

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